La panadería no había sido uno de mis fuertes, es más, trabajar con levadura me producía una especie de miedo. Pero desde hace pocos meses se ha vuelto una pasión para mí y me encanta el cuidado y la paciencia que la levadura requiere y cómo ella solita hace su trabajo. Todo comenzó con la necesidad de introducir más alimentos más saludables a nuestra dieta y notaba que el pan, aunque lo comprabamos integral, no cumplía el papel que debería de ser sabroso y aportar fibra de verdad. Así es que decidí poner a trabajar mi preciosa batidora y ensayar diversidad de recetas. Hallé en el súper ingredientes maravillosos: harina integral, linaza, semillas de amapola, ajonjolí, salvados,... lo mejor de todo es que hemos comprobado el resultado, nuestro estómago funciona mejor y ya no me da miedo que Daniel coma una buena ración de pan.
No tengo ningún problema en intercambiar y compartir recetas... Adiós pan en bolsa!!!
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