20 de diciembre de 2007

Daniel en casa!

La llegada de un bebé trae un montón de cambios para todos los miembros de la familia. Con Daniel hemos podido disfutar al máximo de esa experiencia: nuevos ruidos, nuevas rutinas, nuevos objetos, nuevas tareas,... para los tres ha sido un período maravilloso al lado de este hijo de Dios que acaba de venir al mundo y sentimos un grande compromiso de acompañar a este bebé en su camino. Estamos muy agradecidos de verlo crecer sano y fuerte, y disfrutamos cada una de las cosas nuevas que manifiestan su desarrollo, a pesar de lo difícil que a veces resulta.




Daniel es un bebé muy activo y durante sus primeros tres meses fue especialmente activo en las noches, lo que nos costó varias semanas de insomnio y frustración. La cuestión de los gases le causaba incomodidad todo el tiempo, lo cual ayudaba a que sólo tuviera cortos períodos de sueño. Además, tenía que dormir sobre una almohada o dos.

Daniel se alimenta con leche materna, directamente de su envase original, y por nada del mundo quiso aceptar chupos o chupetes. Para él son yac!

Andrés disfruta ver a su hermanito y no se cansa de decir: -Mami, qué lindo! Contrario a nuestros temores, la vida de Andrés es más completa con Daniel y sin duda se llevarán muy bien, lo que nos complace a César y a mi como padres. Hey, Andrés, vas a ser un buen ejemplo para tu hermanito!

Otra cosa que nos divierte en casa, es inventarle nombres a Daniel y, además, esos nombres van evolucionando. Algunos no tienen sentido, estos son algunos: Osito, Danieloso (porque su Tótem es Panda), Pachumaco, Pangaro, Pangaranga, Parró, Pongo, Carnita, El Ratita, Salamandro, Kaparo,...

Su pelo llamaba mucho la atención, por lo abundante y el color castaño-rojizo. Era blanquito y muy finito en sus facciones, tanto que a menudo lo confunden con una niña. Las fotos corresponden a sus 5 primeros meses, tiempo en el cual vivíamos en Utila.

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